LOS ARCOS
(NAVARRA)
ESPAÑA
Iglesia de Sta. María de Los Arcos
La iglesia de Sta.
María es una de las más destacadas de Navarra. Data originalmente
del siglo XII, momento en que existía una iglesia románica que
hacía el año 1175 fue una de las mayores del Camino de Santiago,
pero ha sufrido sucesivas reformas que culminan en el siglo XVIII, en pleno
barroco.
Se accede al templo por una portada
renacentista, pero es su interior barroco que le da todo su
esplendor.
Hay que destacar el grandioso retablo
Mayor que es de muchísima talla barroca, presidido por la
imagen de Sta María.
Otros retablos barrocos son el de San Juan Bautista, el de la Virgen del
Rosario, San Francisco Javier o el situado en la
capilla de San Gregorio Ostiense. Los altares
colaterales, además de servir para el culto a los santos titulares, se
utilizan para guardar las principales reliquias.
Sin embargo, el
retablo de la Visitación es
tardogótico.
El coro posee una sillería manierista y en la sacristía
podemos contemplar una cajonería y un retablo rococó.
Esta
iglesia además esconde un claustro
tardogótico (S. XVI) de cuidadas proporciones.
Mención
aparte precisa el órgano de la parroquia,
excepcionalmente bello y quizá el más fastuoso de Navarra.
Retablo Mayor de la Iglesia de Sta. María
Pedro Izquierdo fue el primero que trabajo en
este altar, al que le siguió Diego Ichaso, vecino de Santo Domingo,
discípulo del primero que aprendió el oficio en Los Arcos. Diego
de Ichaso escogió como colaborador para la escultura a Diego Ximenez,
vecino de Cabredo. Así mismo, también trabajaron en el retablo
los maestros Martín de Aranalde, de Santa Cruz de Campezo, y José
Pérez de Viñaspre de Cabredo. El altar tiene esculpidos tres
ciclos religiosos:
El primero, la Figuración de la
Iglesia, representada por los doce apóstoles que están
tallados en nogal y vaciados por su espalda ya que quitándole a la
madera el corazón la talla se mantiene sin ningún
resquebrazamiento. El realismo queda manisfestado por la expresividad de sus
rostros y el detalle de haberles puesto ojos de cristal.
El ciclo de
la Pasión de Cristo está representado, en la
pradela comenzando por el lado de la Epístola, con la Oración del
Huerto, el Descendimiento, la Sepultura de Cristo y el Lavatorio de los pies.
En el segundo cuerpose representa a Cristo abofeteado, el Prendimiento en el
huerto, la Flagelación, la Coronación de Espinas, Jesús
con la cruz camino del Calvario y por último Jesús ante el Sumo
Sacerdote.
El tercer ciclo está dedicado a
María, destacando este tema en los seis grandes
cuadros, dos en cada uno de los cuerpos más dos en la concha que cierra
el retablo. En el primer cuerpo se presenta en el lado del Evangelio la
anunciación de María y en el lado de la Epístola la
adoración de los pastores. En el segundo cuerpo, en el lado del
Evangelio la Adoración de los Reyes Magos y en lado de la
Epístola la huida a Egipto. Así mismo, en la concha del
ático se representan la Visitación y los Desposorios de
María. Finalmente, la coronación de María entre una corte
de Ángeles.
Las dos partes adosadas a ambos lados del retablo
principal son obra de Diego de Camporredondo, artista calagurritano. En el lado
de la Epístola se representan las imágenes de San José y
el arcángel San Rafael y en el segundo cuerpo el arcángel San
Gabriel y a San Francisco de Paula. En el lado del Evangelio, la Virgen de
Nieva y San Miguel y en el segundo cuerpo San Antonio Abad y el Santo
ángel de la Guarda de la Villa.
Nuestra Señora Sta. María de Los Arcos
Esta talla perteneció a la antigua iglesia
románica.
La Virgen es una imagen sedante, de buenas proporciones,
bien ejecutada, con corona trebolada o florenzana.
La historia de
María se describe plásticamente con acentos de ternura inefable.
Así, nuestra Virgen se mantiene erguida, sentada en un pequeño
asiento sin respaldo denominado cátedra, teniendo al Divino Niño
sobre la rodilla izquierda. La cabeza de la Virgen se cubre con una
pequeña toca y ciñe corona real.
El Niño está
sentado en el regazo de la madre. En su mano izquierda sujeta el Libro y su
derecha se mantiene en actitud de bendición.
Tanto la mirada de la
madre como la del hijo se dirigen exactamente hacia el mismo punto recto hacia
adelante. Esta actitud es la que el simbolismo cristiano ha asociado siempre
con la adoración de los Magos.
Se puede ver en el camarín un
letrero en frente de la imagen que todas las vírgenes negras llevan:
NIGRA SUN SED FORMOSA. Este letrero es del siglo XIII y de la Isla de
Francia donde abundan las vírgenes negras. A la Virgen de Los Arcos le
quitaron el color negro cuando la restauraron en Madrid el año 1947. Sin
embargo, se le continúa llamando la Virgen negra de los ojos
zarcos.
El rostro de la Virgen es sonriente, noble, soberano,
hierático y de acusado aspecto oriental, sobretodo en los ojos que los
tiene almendrados. El artesano puso gran cuidado en la representación de
los rasgos de la Virgen, por el contrario los del Niño están
ejecutados de una manera menos cuidadosa como si lo importante fuera la
representación de la madre.
Las hornacinas que hay en el banco tienen las
portezuelas talladas representando a San Antonio con el niño
Jesús, San Torcuato, en el centro el Emperador Heraclio con la Cruz ante
la Puerta Dorada de Jerusalen, San Ramiro mártir y uno de los
Mártires de Cardeña.
En el nicho central se encuentra la talla
de San Juan Bautista.
A derecha e izquierda se situan las imágenes de
Zacarías e Isabel, padres de San Juan.
En el ático figura
Santa Elena con la Cruz.
Altar de la Virgen del Rosario
Situado en el lado de la Epístola hace honor con sus tallas a los mártires San Vicente y San Lorenzo. En el centro San José. Santa Teresa y San Esteban con la escena de su martirio. En el nicho central, la imagen de la Virgen del Rosario. A los lados, San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen. En el ático, San Antonio de Padua.
Altar de San Francisco de Javier
La iconografía está representada por los siguientes santos: Santa Lucia, San Isidro, en el centro su titular San Francisco de Javier, San Roque, Santa Apolonia y en el ático con un relieve de San Ignacio de Loyola.
En el lugar donde habitualmente está el Sagrario
se encuentra un relieve con la muerte del santo titular.
En los laterales se
representa el milagro del cangrejo y una escena muy habitual del santo
administrando el bautismo.
Altar de San
Gregorio Ostiense y las Ánimas
Preside el retablo la figura de San Gregorio Ostiense,
copatrón de la villa.
A su derecha se representa el Santo
Ángel de la Guarda. A continuación Santa Bárbara.
A su
izquierda, San Miguel con la figura del sucubo a sus pies. Seguido Santa
Catalina.
En el tímpano se encuentra un relieve de las álmas
del purgatorio.
En los laterales, San Juan de Ortega y Santo Domingo de la
Calzada en la traida de los restos de San Gregorio a la
ermita de San Salvador de
Piñalba.
Es un altar tardogótico del siglo XV.
Su parte
inferior está adornada por figuras de profetas mayores y menores.
En
la segunda y tercera zona están pintados escenas relativas a la
Santísima Virgen como son la anunciación, el nacimiento de
Jesús, la circuncisión del Niño y la adoración de
los Magos.
Todas estas escenas e historias son de excelente
composición y colorido, siendo la expresión de todos los
personajes sumamente delicada y supraterrena.
El repertorio de los
escultores y pintores góticos apenas admite ligeras variaciones en la
manera de representar las escenas evangélicas. Así, la
anunciación es algo maravilloso y fascinante. La visitación, que
también está representada por dos figuras talladas en madera,
puede convertirse en una escena de cortesía. Los Reyes de Oriente son
como el emblema de la monarquía cristiana. Estos misteriosos reyes no
son idénticos, ya que el primero, viejo y calvo, depone arrodillado la
ofrenda al pie de la Virgen y el Niño. El segundo, maduro, esbelto,
alto, con un gran manto, enseña la estrella milagrosa al tercero,
más joven aún e imberbe, que contempla con curiosidad y asombro
la realización del gran prodigio.
El órgano (S. XVIII)
La caja del mismo es fantástica, siendo uno de
los conjuntos más bellos de Navarra por sus dorados y azules bien
combinados.
Tiene tres pisos o alturas de tubos distribuidos en 16 campos y
torreones. Algunos de los tubos son de madera pintada.
El conjunto se
completa con una trompetería exterior horizontal dispuesta en abanico.
Así mismo, nueve tallas de ángeles o niños músicos
adornan la caja barroca, que claramente anuncia el estilo rococó. Son
muy interesantes los mascarones de las bocas de los contras ya que cada uno de
ellos imita un gesto mueca de la cara humana.
El órgano fue
construido en 1760-61 según consta en el archivo parroquial por Lucas de
Tarazona organero de Lerín por 5.600 reales, siendo la caja del maestro
escultor, arquitecto y santero Diego de Camporredondo al que se le pago 'por
entero cumplimiento' 2.280 reales.
Posteriormente fue restaurado en 1901 por
los hermanos Inchaube, motivo por el que aparece esta fecha en varios lugares
de la caja.
La sillería del
coro (S. XVI)
Realizada en estilo plateresco, verdaderamente original
en su género, por el maestro Martín Gumet, vecino de Los Arcos.
Los Asientos y labores de los brazos conservan el color del roble de La
Burunda. En los respaldos se representan en bajo relieve las imágenes de
Nuestro Señor, los Apóstoles, los Padres de la Iglesia Latina,
San Sebastián y San Roque. La decoración policromada y dorada
hace de esta sillería un curioso ejemplar.
El contrato de la
sillería del coro se firmó el 8 de abril de 1561 y se
terminó la misma en 1562 con un coste de 2.060 escudos de oro
(equivalente a 6.969 gramos).
Es plateresca del siglo XVI y uno de los mejores
ejemplos del renacimiento navarro. Es probable que sustituya a otra portada
románica de la que heredaría su abocinamiento y la
posición escorzada de sus paños laterales. Presenta un solemne
arco de medio punto, con cabezas de querubines, sobre pilatras cajeadas y con
tondos en sus enjutas que ocupa el paño central. El edículo
superior esta reservado a una Virgen sedante con el Niño, coronada por
ángeles simétricos y de menotr tamaño. Por otra parte a
ambos lados se sitúan dos esculturas de San Pedro y San Pablo en las
hornacinas de los intercolumnios.
Finalemente cabe destacar que los
días 23 de abril y 16 de agosto el sol ilumina al atardecer la cara de
la imagen de la Virgen.
El claustro (S. XVI)
Lo realizó Martín Landerrain, que
murió el día once de junio del año 1563, y su hijo Juan.
Se conoce los nombres de los maestros que trabajaron con ellos.
Sus arcos
exteriores apoyan en boquetones moldurados de base poligonal. Las
galerías se cubren con bóvedas de crucería con nervios
mixtilineos que confluyen en claves decorativas y de una belleza y significados
extraordinarios. El simbolismo de halla tan ligado a la obra que lo que se
pensaba íntimamente se plasmaba también en el plano exterior, no
como fruto de una operación cualquiera, sino como manifestación
espontánea de un estado espiritual extraordinario. La decoración
de animales se distingue igualmente por el naturalismo de su
interpretación, aunque no por ello se presentan monstruos y seres
fantásticos que aparecen entremezclados con el follaje o bien formando
pequeñas escenas o incluso aislados en górgolas, remates, etc.
Además de estos temas, en estos tiempos se pone de moda otro
también vegetal, que refleja el agudo realismo característico del
gótico tardío: los troncos de plantas erizados de nudos,
muñones y de rugosa corteza que deleitan el cincel y la granada.